Porque nada queda oculto
Jueves 31 de Julio de 2025
24 julio 2025 - 15:30
El líder local de la Unión Obrera Metalúrgica que ya va por su duodécimo mandato. Política, sindicalismo y negocios desde 1970
Por: Mauricio Alejandro Spahn
Desde la década de 1970, Naldo Raúl Adalberto Brunelli (nacido el 13 de julio de 1947 en San Nicolás) ha sido una figura central del sindicalismo local. Empezó como delegado en 1970, fue preso durante la dictadura en 1977 y, desde entonces, ascendió hasta convertirse en secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) San Nicolás – actualmente en su duodécimo mandato, 2022/2026-.
Sindicalismo sin renovación
Brunelli consolidó una estructura sindical cerrada donde la democracia interna es nominal. Por décadas bloqueó la renovación de autoridades, impidiendo elecciones genuinas. Su prolongado liderazgo generó críticas desde sectores independientes y minoritarios que lo califican de “barón sindical”. La UOM local, una vez bastión del activismo obrero, se transformó bajo su mando en una maquinaria verticalista, orientada al control y reparto de favores más que a la defensa colectiva.
Inacción política y alineamiento estratégico
Con presencia en el Congreso Nacional desde 1993 (con Duhalde) y desde 2021 diputado provincial por el Frente de Todos, Brunelli mostró una impronta política funcional. Su periodo en la legislatura estuvo marcado por silencio estratégico, sin liderazgo en la defensa del complejo metalúrgico nicoleño, ni propuestas firmes contra la pérdida de empleo ni la precarización.
Era evidente su ausencia en momentos críticos como despidos o suspensiones en fábricas como Acindar o Ternium, donde la UOM local, bajo su dirección, evitó paros o medidas contundentes frente a ajustes patronales .
Operador político y “armador” de listas
No es casualidad que prácticamente todos los candidatos del peronismo local sean afines a Brunelli. Controla el listado de cargos legislativos, concejales, y funcionarios del Ejecutivo municipal. Su postura es clara: nadie ingresa si no pertenece a su “círculo UOM”.
Estos “peones” políticos exhiben una sumisión funcional, sin autonomía estructural ni perfil propio. Brunelli se aseguró así una red prebendaría en la que un vasto aparato local depende directamente de su voluntad.
Negocios opacos y empresas del sindicato
Desde mediados de los ‘90, Brunelli empezó a montar empresas vinculadas al sindicato: proveía viandas a Somisa, imprimía cuadernos, gestionaba servicios médicos y reciclaje de chatarra, e incluso incursiones inmobiliarias . Muchas de estas compañías (como SIMSA, Loberaz S.A., Juranfer S.R.L., Educagráfica) cargan deudas millonarias al sistema . A través de estas, se construyó una red de enriquecimiento personal encubierto, mientras los trabajadores se quedaban sin respuestas reales.
El entramado incluye la cesión de inmuebles del sindicato para desarrollos privados —sin supervisión ni control legal concreto—, lo cual refuerza la visión de un sindicalismo convertido en patrón local invisible.
Crisis industrial y sindicalismo domesticado
En los años recientes, con recesión y caída sostenida de la producción —como en Ternium, que operó a 70–75 % de su capacidad en 2024— Brunelli evitó enfrentamientos directos, priorizando acuerdos suaves y retornos parciales . Cuando las patronales redujeron el PRP (Premio por Resultado), su respuesta fue moderada, sin medidas contundentes ni paros efectivos .
Esto consolidó un sindicato funcional que legitima ajustes y silencios, manteniendo relaciones cordiales con elites empresariales y estructuras de poder.
Conclusión crítica
Sindicalismo convertido en aparato personalista: Brunelli transformó la UOM en una estructura vertical, sin participación real de los afiliados, abierta sólo al continuo perpetuarse de un liderazgo de decenas de años.
Negocios personales ocultos bajo la insignia gremial: sus empresas vinculadas a servicios sindicales y el uso de fondos y bienes del sindicato para negocios privados constituyen un claro problema ético.
Política al servicio del poder interno: su función como “armador” corroe la representatividad política local, dejando a San Nicolás sin una nueva generación con autonomía ni liderazgo genuino.
Clima de impunidad y complicidad: la justicia local no lo ha investigado ni sancionado, en gran parte, por su poder político y sindical.
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