sociedad »

Blanco, el perro que no falta a misa.

20 febrero 2021 - 12:32

El perro emiliano que no se pierde una misa.

Blanco es un perro callejero que vive en La Emilia, una pequeña localidad del partido de San Nicolás a solo 10 km, donde desde hace 6 años la Parroquia del Perpetuo Socorro fue consagrada como Santuario de “Jesús Misericordioso”.

Todos los días, Blanco, entra a la iglesia a participar de la misa. En muchos días de la semana es el único asistente a la celebración que lleva adelante a diario el Padre Rector José Alfonso.

Sábados y domingos cuando asisten más fieles, Blanco golpea la puerta para abrirla por sí solo, entra, da una vuelta por todo el templo esperando una caricia y saludando a los concurrentes, para luego echarse en medio de la fila de bancos, lamerse, rascarse y recostarse a dormir o solo, quizá, descansar o meditar.

En el momento de compartir la comunión, cuando los fieles se acercan al altar, blanco sigue ahí, sin importarle que la gente levante sus pies por encima de él para no molestarlo. Una vez terminado el banquete de la iglesia, Blanco se retira a su casa, la calle, sin que nadie se lo pida.

Podemos verlo dando vueltas por todo el pueblo, siempre moviendo la cola, saludando a todos y siguiéndote, solo un poco, si recibe cariño.

Santuario de “Jesús Misericordioso”

En muchas oportunidades, otros perros callejeros, también se hacen presente en la misa, quizá porque él los atrae y deben sacarlos porque no todos se compartan como el “Blanquito”.

Algunos creen que el sonido de las campanas, del canto, de las palabras que suenan por los parlantes y la gente que entra a la iglesia hace que Blanco aparezca de la nada para entrar. Lo cierto es que cuando todas estas cosas no están, Blanco, a la hora indicada se hace presente, moviendo su cola sonriendo, saluda a Jesús en el altar y se echa disfrutar.

El Papa Francisco no es el primero en suponer que los animales tienen un alma. Hace años el Papa Juan Pablo segundo dijo que “los animales poseen un alma”, y en este sentido, el hombre, creado por las manos de Dios, es idéntico en la creación a los demás seres vivos.

Muchos fueron los Santos de la Iglesia Católica que demostraron, con la ayuda de los animales, la presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía. Con San Antonio bastará de muestra para que despierte en nosotros esa humildad irrazonable que necesitamos para estar ante Dios.

 San Antonio y el milagro de mula que adoró la Eucaristía

Un día tuvo delante de sí un pecador de los más duros y que no creía en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

San Antonio daba razones, exponía los argumentos, con tanta virtud y sabiduría, que el hombre acabó callándose, sin saber qué decir. Estaba abrumado pero no quería entregarse:

“Sí, veo que tienes razón, pero quiero apenas una cosa… dejemos las palabras y vayamos a los hechos. Si podéis probar, con algún milagro, en presencia de todo el pueblo, que el Cuerpo de Cristo está realmente en la hostia consagrada, ¡yo abandonaré mis errores y me volveré católico!”

“¡Acepto!”, dijo el Santo, lleno de confianza en la omnipotencia y misericordia de su divino Maestro.

Santuario de “Jesús Misericordioso”

“Entonces haced lo que yo os pido… Tengo en mi casa una mula. Voy a encerrarla y dejarla sin ningún alimento. Después de tres días, llevaré esta mula delante vuestro y de todo el pueblo. Ante ella colocaré avena en cantidad y vos presentaréis aquello que decís que es el Cuerpo de Jesucristo. Si el animal muerto de hambre, abandona la comida para ir de encuentro a ese Dios que, conforme decís, debe ser adorado por toda criatura, yo de todo corazón creeré en las enseñanzas de la Iglesia Católica”.

Pasaron los días y llegó la fecha fijada. El pueblo vino de todas partes y llenó la gran plaza en la cual iba a darse la prueba. Todos esperaban con una expectativa fácilmente imaginable. Cerca de allí, San Antonio, celebraba la Santa Misa en una capilla.

Y he aquí que surge el incrédulo, trayendo su mula y haciendo venir la ración preferida del animal. Una multitud de sus seguidores lo acompañaba seguro de su victoria.

 

En el mismo momento, saliendo de la capilla, San Antonio surgió con el Santísimo Sacramento en las manos. Un silencio enorme se hizo… y la fuerte voz del Santo cortó los aires:

“En nombre y por la virtud de tu Creador, que yo aunque indigno, traigo en mis manos, te ordeno, pobre animal, que vengas sin demora a inclinarte humildemente delante del Rey de Reyes. ¡Es necesario que esos hombres reconozcan que toda criatura debe someterse al Dios Creador, que todo sacerdote católico tiene la honra de hacer descender sobre el altar!”

Santuario de “Jesús Misericordioso”

Al mismo tiempo, se ofreció avena a la mula que estaba muerta de hambre…

¡Y el prodigio se dio!: El animal sin dar ninguna atención a la avena que le ofrecían, y atendiendo a las palabras de San Antonio, se inclinó al nombre de Jesucristo, dobló las patas y se postró delante del Sacramento de la vida, en señal de adoración.

Una jubilosa manifestación de los católicos tomó cuenta de la plaza, en cuanto los otros eran objeto de espanto y confusión.

El dueño de la mula, manteniendo la promesa que le hiciera a San Antonio, abandonó sus errores y se tornó fiel hijo de la Santa Iglesia.

Como este pobre hombre, todos necesitamos un milagro portentoso para creer. Pero milagro mucho mayor operó Dios en darnos la vida y a través de Jesús, nuestra salvación.

Hoy nuestra fe es atacada de manera feroz  y morimos al creer las mentiras de las ideologías que caducan.  Perdemos la fe y aun así, Dios hace que podamos recibir su misericordia y nos conduce a su comunión por caminos impensados.

Comentarios:

Más noticias de sociedad:

AES
Ramallo
Auxilios Mecánicos Bandeira 24 horas
Logo WhatsApp 3364684261
Contacto