Porque nada queda oculto
Miercoles 26 de Marzo de 2025
29 julio 2017 - 20:02
Con esa criolla, se inició una carrera artística que hoy se plasma en distintos ámbitos. Wirtz es músico, productor teatral y hasta funcionario: busca poner en valor el parque la República de los Niños
Multifacético, audaz y alegre: esos tres adjetivos describen a Manuel Wirtz (54). Con el lema «si te dormís, en este medio te velan», logró transitar por distintas facetas artísticas: es cantante, actor, mimo, funcionario y director de teatro. Y en lo personal, padre y esposo.
Nació en San Nicolás de los Arroyos, estudió actuación y se dedicó a la música. Cuenta con una amplia trayectoria en el mundo del espectáculo y muchas de sus letras quedaron grabadas en los corazones de los argentinos.
Actualmente es el director teatral de Bossi Máster Show y El Reino de María Elena Walsh. Además, sigue componiendo y recorriendo el país. El año pasado aceptó un cargo en la Municipalidad de La Plata para ocuparse de restaurar el valor del parque República de los Niños. Porque Wirtz es un curioso que no se quedó en una sola profesión, sino que todo el tiempo busca y redescubre la vida.
—¿Cómo te encontrás en este momento?
—Trabajando mucho y eso hace que el alma de uno esté en acción. Tener trabajo, estar activo, es lo mejor que le puede pasar a un ser humano, sobre todo cuando uno tiene tantas inquietudes y tantas cosas por decir. En definitiva a eso me dedico: soy un comunicador, un artista.
—A medida que pasa el tiempo parece que rejuvenecés. ¡Cada vez más haces mas cosas!
—Sí. Siempre digo que la curiosidad, aunque sé que mató el gato, a mí me salvó la vida. Soy un tipo muy inquieto, de aquellos que creen que a la vuelta de la esquina puede haber algo mejor. Por eso, la meta es el camino, y mientras lo recorro voy aprendiendo, voy equivocándome, tropezándome y voy acertando. De eso se trata la vida. Y esta carrera es como una ola que sube y baja: a veces una está arriba, a veces está un poco más abajo. Pero mientras uno está en acción, todo puede estar por suceder.
—¿Te da miedo que te velen en el medio?
—¡No! Al contrario. Para mí es un desafío el hecho de estar buscando. Está bueno. Sobre todo cuando uno no tiene el mapa del tesoro. Entonces es mucho más atractivo. Es fácil cuando tenes el mapa y la crucecita, y saber hacia dónde vas. Con el tiempo me he dado cuenta que lo mejor es buscar, tanto buenas canciones como buenas historias para contar. Y también espacios donde poder desarrollarlo como a uno le gusta, y saber con quién se rodea.
—¿Qué encontraste a lo largo de estos años?
—Encontré muchas buenas historias. Encontré amigos. Encontré gente que dejé de querer. Encontré el amor. Encontré la felicidad. Encontré el dolor. Básicamente lo que encontré suena al secreto de la felicidad. Pero no hay nada mejor que transformar, tratar de cambiar siempre las cosas, porque lo peor que te puede pasar es aburrirte.
—¿Te pasó en algún momento?
—Sí. He tenido momentos de aburrimiento y de creer que ya estaba, y que listo, ya está. Uno se achancha.
—¿En la música o en otros rubros?
—No. Me pasó en todo. En general digamos.
—¿En el amor, por ejemplo?
—En el amor, por suerte no. Me he enamorado muchas veces y hoy por hoy estoy enamorado. Pero sí he vivido el fracaso a una ilusión.
—¿Renunciaste a tus sueños en algún momento?
—En algún momento todos nos conformamos. Y decimos: «Estoy bien así, ¿para qué voy a cambiar?». Y a veces es necesario cambiar porque siempre hay algo mejor. Es como aquel tipo que renuncia a sus sueños porque dice «Ya está, no lo voy a lograr», y quizás le falta muy poquito, quizás un aventón, un golpe de suerte o encontrar la persona que lo ayude a cruzar esa calle y del otro está lo que tanto esperaba. Soy un tipo que he vivido esos momentos hace muchos años por suerte.
—¿Qué personas te marcaron a lo largo de tu vida?
—Siempre le agradezco a Dios y a toda la gente que me ayudó. Empezando por mi hermano, mis viejos, que me apoyaron desde el principio. Nací en San Nicolás y a los 18 años me vine para Buenos Aires para estudiar teatro, tratar de ser artista, y si hubiera seguido el mandato familiar tendría que haber estado trabajando en una empresa, en una fábrica, o «Mi hijo, el doctor», o «Mi hijo, el abogado». Pero por suerte mis padres me apoyaron.
—¿Confiaban en vos?
—Más que confiar querían que yo fuera feliz. Y me parece que de eso se trata. A tal punto que vendieron sus anillos para poder comprarme mi primera guitarra, a mis nueve años. Era una guitarra criolla con la cual fui desarrollando mi carrera, y que todavía tengo guardada.
—¿Rescataron muchas veces tu corazón?
—Por suerte sí. He sido muy fácil en ese sentido, sobre todo cuando quieren tu corazón: es lo mejor que te puede pasar. «Rescata mi corazón» no fue querida por la compañía pero insistí en poder grabarla hasta que la grabamos en Los Ángeles y fue un éxito increíble. Es el día de hoy que no me puedo de ir de un concierto sin cantar esa canción. O voy por la calle escucho que un hombre le dice a su hijo: «Ese es el que canta ‘Hoy puedo morir de amor…'».
—¿En dónde crees que está el éxito de las canciones?
—En la empatía que genera lo que decís. A veces te pasa que escuchas un tema y decís: «¿Cómo supo este tipo que me está pasando esto a mí, en este momento?». Cada canción tiene un tiempo, tiene un momento, tiene un día, tiene una hora, y no se sabe. Pero es muy difícil. Ojalá yo supiera cómo se hace eso. A veces te sale. A veces no
—¿Cómo estás viviendo ser funcionario en La Plata con República de los Niños?
—He tomado como un desafío esto de poder poner en valor, de poder aplicar mi pequeño granito de arena, y aportar lo que yo sé acerca de lo que es el público infantil. Es un lugar emblemático que ha estado abandonado, y alguna manera, maltratado. Me dieron una muy buena oportunidad de poder refundar este espacio que es un patrimonio de todos los argentinos. Estamos haciendo un gran trabajo.
—¿Qué están haciendo, por ejemplo?
—Está volviendo a ser un parque educativo donde poder sostener los principios y los valores sobre los cuales fue fundado, que es respeto a las instituciones y respeto a la República, y donde los chicos puedan aprender y ver cosas para, el día de mañana, ponerlas en prácticas. Creo que de eso se trata la República de los Niños, un espacio en donde los chicos empiecen a entender lo que se les viene encima, ese futuro que ya está a la vuelta de la esquina.
—¿Encontras algo en común en la política y en la música?
—No, para nada. En la música está el arte y en la política no está el arte. Hay una película fantástica que se llama «V de venganza». En un momento el protagonista le dice a la persona que tiene secuestrada que hay una gran diferencia entre los artistas y los políticos, en general: un artista utiliza una mentira para poder decir una verdad, en cambio algunos políticos utilizan la verdad para mentir. Por lo tanto no hay semejanza. Yo lo que estoy haciendo en la República es trabajar con un equipo de gente muy talentosa y con muchas ganas de que ese lugar vuelva a estar de pie y que sea un orgullo para todos los argentinos porque por primera vez en la historia.
Fuente: Infobae