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Domingo 21 de Diciembre de 2025
21 diciembre 2025 - 11:52
El ratio de irregularidad en los créditos tomados trepó al 7,8%, el valor más elevado desde que el Banco Central comenzó a relevar este indicador en 2010.
La morosidad de los hogares volvió a encender luces de alerta en octubre y alcanzó niveles inéditos dentro del sistema financiero. El incumplimiento en el pago de las deudas familiares acumuló doce meses consecutivos de suba y marcó un récord histórico desde que existen registros oficiales, en un contexto atravesado por ingresos reales deteriorados y mayores dificultades para sostener los compromisos asumidos.
De acuerdo con el Informe sobre Bancos difundido por el Banco Central, el ratio de irregularidad en los créditos tomados por las familias trepó al 7,8%, el valor más elevado desde que la autoridad monetaria comenzó a relevar este indicador en 2010. En la comparación interanual, el aumento fue de 5,5 puntos porcentuales, lo que da cuenta de un deterioro sostenido de la capacidad de pago de los hogares.
El informe atribuye este comportamiento, en gran medida, al uso intensivo del crédito para cubrir gastos corrientes, sin que exista una mejora equivalente en los ingresos reales. En ese escenario, los préstamos personales resultaron los más comprometidos, con una tasa de incumplimiento del 9,9%, mientras que las tarjetas de crédito registraron una mora del 7%. En ambos casos, se trata de máximos desde 2011, al ser instrumentos directamente ligados al consumo diario y a la cobertura de necesidades básicas, por lo que son particularmente sensibles a la evolución de la actividad y al costo financiero.
El deterioro de la situación de las familias se produjo, además, en un contexto de expansión del crédito y caída real de los depósitos en pesos. Si bien el sistema financiero mantiene elevados niveles de solvencia, el propio BCRA advirtió sobre una brecha creciente entre el ritmo de crecimiento del financiamiento y la capacidad de pago de los hogares.
Por último, el informe aclaró que los datos corresponden a un período previo al alivio en las tasas de interés registrado tras las elecciones legislativas, por lo que ese impacto aún no se refleja en las estadísticas oficiales del sistema financiero de Argentina.
