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La reforma laboral dejaría sin efecto la obligatoriedad de las matriculas profesionales

18 diciembre 2025 - 06:09

Entre ellas, las de odontólogos, farmacéuticos, bioquímicos, veterinarios y otros profesionales del arte de curar en general

La discusión por la reforma laboral sumó en las últimas horas un eje de fuerte impacto para el sistema sanitario: el futuro de la matrícula profesional obligatoria de los trabajadores de la salud. El proyecto de Ley de Modernización Laboral que ingresó este jueves al Senado introduce cambios normativos que, de aprobarse, dejarían sin efecto la colegiación obligatoria y modificarían de manera sustancial el esquema de control y habilitación profesional vigente desde hace décadas.

La iniciativa plantea una desregulación amplia del ejercicio profesional y apunta a desmantelar la base legal que hoy sostiene la obligatoriedad de la matrícula en colegios y consejos profesionales. En ese marco, se elimina la ley marco de la colegiación, que otorga a estas entidades la facultad de matricular de manera obligatoria a distintas profesiones, incluidas aquellas vinculadas a la salud.

El proyecto modifica y deroga una serie de normas reglamentarias que regulan situaciones especiales de profesionales y trabajadores. El último artículo del texto avanza sobre disposiciones que, en conjunto, van contra la matriculación obligatoria y alcanzan tanto a leyes específicas de algunas profesiones como a marcos regulatorios generales. Entre ellos se encuentra la Ley 12.713, en la parte que establece la obligatoriedad de la colegiación, un punto central para los profesionales de la salud.

Uno de los aspectos que genera mayor debate es la cláusula que dispone la derogación de “toda otra norma que se oponga o colisione” con el nuevo régimen. En ese sentido, aunque el Decreto Ley 16.925/62 sobre colegios y consejos profesionales no aparece listado de manera explícita, su espíritu —basado en la colegiación obligatoria— quedaría invalidado de facto frente a una ley que promueve la matrícula libre. De este modo, el efecto desregulatorio alcanzaría a cualquier norma que imponga la obligación de matricularse para ejercer.

En el caso específico del sistema sanitario, el proyecto deroga la cláusula que establece la obligatoriedad del Régimen de Colegiación en la provincia de Buenos Aires, una legislación histórica con foco en los profesionales de la salud. Entre las profesiones directamente alcanzadas se encuentran médicos, odontólogos, farmacéuticos, bioquímicos, veterinarios y otros profesionales del arte de curar en general, que hoy deben contar con matrícula otorgada por su respectivo colegio para ejercer legalmente.

Desde los consejos y colegios profesionales expresaron una fuerte preocupación por el alcance de la reforma y defendieron la colegiación obligatoria como una herramienta clave para “garantizar la ética y el decoro profesional”, al permitir el ejercicio del poder disciplinario sobre los matriculados. También señalaron que la matrícula asegura el control de la habilitación, verificando que quienes ejercen cuenten con título y cumplan los requisitos legales, y que funciona como un mecanismo de protección para los ciudadanos frente al ejercicio ilegal o indebido de la profesión.

Las entidades advirtieron además que la eliminación de la colegiación obligatoria implica un golpe directo a su sostenibilidad económica, ya que gran parte de su funcionamiento se financia a través de las matrículas, cuotas y aportes de los profesionales.

En la práctica cotidiana, la desregulación del ejercicio profesional tendría consecuencias concretas. Los trabajadores de la salud dejarían de estar bajo el control disciplinario del colegio que hoy rige la matrícula, y las sanciones por faltas éticas o mala praxis serían más difíciles de aplicar o quedarían exclusivamente en manos del Poder Judicial, una situación que las entidades consideran “altamente peligrosa”.

Al mismo tiempo, los profesionales podrían ejercer sin la carga administrativa y económica que implica la matrícula obligatoria, lo que incluye cuotas y aportes. Sin embargo, la eliminación de esa barrera también podría habilitar el ingreso de un mayor número de profesionales a la práctica sin supervisión de una entidad intermedia, incrementando la competencia y abriendo la puerta tanto a prácticas leales como desleales.

Mientras el proyecto avanza en el Senado, el debate sobre la matrícula profesional obligatoria pone en tensión dos modelos opuestos: uno basado en la desregulación del ejercicio y otro que sostiene la colegiación como pilar del control, la ética y la protección de la salud pública.

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