Porque nada queda oculto
Miercoles 10 de Diciembre de 2025
10 diciembre 2025 - 06:15
Sectores del sindicalismo están dispuestos a discutir algunos aspectos, como la llamada “industria del juicio”, dado el apoyo que la reforma recibe del empresariado y de varios gobernadores.
La difusión del borrador de la iniciativa oficial denominada “Modernización laboral” generó un fuerte cimbronazo dentro de la CGT, que acusó un clima de “zozobra” al comprobar que el Gobierno no había retirado ninguno de los puntos más sensibles para el movimiento obrero. Ante ese escenario, la central decidió no asistir al Consejo de Mayo convocado para este martes, en una señal abierta de rechazo, y se prepara para enfrentar un debate parlamentario que consideran adverso.
El viernes pasado, cuando comenzó a circular el documento, una dirigente cercana a uno de los diputados de extracción sindical advirtió a Ámbito: “Hasta que no esté ingresado a la Cámara nada es oficial para mí”, reflejando la mezcla de incredulidad y desconcierto que también atravesó al triunvirato de conducción cegetista. Desde Azopardo 802 afirmaron que la ausencia del encuentro no pretende “endurecer” la relación con el Gobierno, sino no convalidar el documento final del Consejo de Mayo, elaborado sin incorporar las objeciones que habían planteado.
En la central obrera reconocen que el panorama parlamentario es complejo. “Estamos mal. El proyecto es terrible”, admitieron fuentes del sector, conscientes de que el oficialismo está a pocos votos de avanzar con su reforma. La CGT convocó para este miércoles a su Consejo Directivo, donde definirá su postura pública y analizará si retoma medidas de acción directa o aguarda a conocer el texto definitivo y la posición de los distintos bloques legislativos.
La conducción sindical identifica tres núcleos críticos en el borrador: la ultraactividad de los convenios colectivos, su carácter nacional y la cuota solidaria. La ultraactividad —que garantiza la continuidad de un convenio luego de su vencimiento hasta acordar uno nuevo— sería eliminada, y las negociaciones podrían pasar a realizarse por región o incluso por empresa.
El segundo punto, la cuota solidaria, figura entre las prioridades del ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, quien busca convertirla en un aporte voluntario. Actualmente, se trata de una contribución obligatoria que realizan todos los trabajadores registrados, estén o no afiliados, ya que los acuerdos paritarios alcanzan a la totalidad del sector. Desde la CGT advierten que quitarla sería “un golpazo”, afectando de lleno el financiamiento y la capacidad de negociación de los gremios.
Pese a la resistencia, sectores del sindicalismo admiten que están dispuestos a discutir algunos aspectos, como la llamada “industria del juicio”, dado el apoyo que la reforma recibe del empresariado y de varios gobernadores.
Mientras se organiza el debate legislativo, el sector sindical comenzó a delinear sus propias iniciativas. La diputada Vanesa Siley, secretaria general de SITRAJU y dirigente cercana a Cristina Kirchner, cuestionó al abogado laboralista Julián de Diego al afirmar: “Hay cada dinosaurio hablando de futuro! Mamita!!!”.
Siley aseguró que desde su bloque impulsan una agenda de “actualización laboral”, que incluye:
La diputada también apuntó contra el modelo económico del Gobierno, al que considera la verdadera causa de la falta de creación de empleo registrado. Esta lectura es compartida por la CGT y podría transformarse en uno de los ejes centrales para contrarrestar lo que definen como una “ola libertaria” que busca rediseñar las bases del sistema laboral argentino y, con ellas, el rol histórico de los sindicatos.
En un escenario donde las negociaciones se tensan y el margen parlamentario luce ajustado, la reforma laboral promete convertirse en uno de los debates más intensos del nuevo ciclo político.
