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Especial de San Mateo Apóstol.

21 septiembre 2021 - 07:25

Después de la ascensión del Señor, San Mateo predicó varios años en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles.

San Mateo, hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaún, en el lago de Galilea. Es llamado Leví por los evangelistas San Marcos y San Lucas. Fue un publicano, es decir, un colector de impuestos para los romanos. Cuando Jesús lo ve sentado a la mesa de recaudación de impuestos lo llama para que sea uno de los Doce (Mt 9,9ss). El mismo episodio lo narran también los otros Evangelios sinópticos (Mc 2, 14ss, Lc 5, 27ss). San Mateo es el octavo en la enumeración de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1, 13) y en la del mismo Mateo (Mt 10,3), que cuando se nombra a sí mismo se llama «Mateo, el publicano», y el séptimo en la lista de San Marcos y San Lucas (Mc. 3, 13; Lc 6, 12). Debido a su profesión provienen los atributos con los cuales se le representan: una bolsa de dinero o un tablero de contar.

Después de la ascensión del Señor, San Mateo predicó varios años en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Poco antes de esta dispersión escribe su Evangelio, siendo el primero de los cuatro, tal como lo atestigua Papías, obispo de Hierápolis, el cual es citado en la Historia Eclesiástica por Eusebio: «Mateo ordenó (compuso) las palabras (logia) del Señor en lengua hebrea, y cada uno las interpretó (tradujo) luego como pudo». Su Evangelio fue escrito en arameo y dirigido sobre todo a los judíos. El Apóstol San Bartolomé llevó una copia a la India y la dejó ahí.

Según varias fuentes apócrifas, que no siempre coinciden en todos los detalles, luego de predicar en Judea, fue a predicar entre los partos y los persas, pero sobre todo en Etiopía, donde venció a dos magos que se hacían adorar como dioses y a los dragones que los acompañaban. Después resucitó a la hija del rey Egipo (o Hegesipo). Fue martirizado por oponerse al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, la cual se había convertido al cristianismo por la predicación del Apóstol. Fue muerto a filo de espada cuando estaba orando al pie del altar después de misa, lo cual le vale otro de los atributos de su iconografía: la espada, que a veces se cambia por alabarda o hacha.

San Mateo, en cuanto evangelista, es representado con un libro o rollo de modo genérico. Pero cada uno de los cuatro evangelistas tiene un símbolo especial, inspirado en la visión de los «Cuatro Vivientes» que nos trae el profeta Ezequiel (Ez. 1, 5ss) y que recoge el Apocalipsis (Ap. 4, 6-11) en el Nuevo Testamento. Por comenzar a narrar la genealogía humana de Jesús, a Mateo le corresponde el «rostro humano» del tercer Viviente (Ap. 4, 7), por ello un hombre alado es el símbolo de su Evangelio. Este simbolismo fue fijado por San Jerónimo.

La Liturgia aplica a San Mateo las siguientes palabras del libro de Esdras: «Este maestro, muy instruido en la Ley dada a Moisés por Yavé, Dios de Israel (…) sobre él estaba la bondadosa mano de su Dios. (…) se había dedicado con todo su corazón a poner por obra la Ley de Yavé y a enseñar a Israel sus mandamientos y preceptos.» (cfr. Esd. 7, 6-10).

El hecho de haber tenido como invitado al Señor a su mesa, y el trabajo al que se dedicaba cuando fue llamado por el Señor se aluden en la liturgia de su fiesta. En la oración colecta se señala que Dios, «inexpresable misericordia», se dignó «elegir a san Mateo para convertirlo de recaudador de impuestos en un apóstol». En la oración postcomunión se hace referencia al «gozo salvífico que experimentó san Mateo cuando recibió en su casa como comensal al Salvador». Y en el himno de Laudes, «Præclara Qua», rezamos: «Oh Mateo, ¡qué riquezas tan grandes te prepara el Señor, que te llamó cuando estabas (…) apegado a las monedas! / A impulsos de tu amor ardiente te apresuras a recibir al Maestro (…)».

San Mateo es patrono de los banqueros, y su fiesta se celebra el 21 de septiembre.

Glorioso San Mateo,

miembro de la santa familia de los Apóstoles,

que con la ayuda de la Misericordia del Altísimo

lograste ganar paz en la tierra y gloria el cielo;

tu que siendo recaudador de impuestos

no dudaste en abandonar todo

y seguiste al Maestro hasta el final de tu vida terrena;

que inspirado por el Espíritu Santo

después de la Ascensión del Señor a los Cielos

proclamaste la Buena Nueva de su Palabra

y nos dejaste escrito en los Evangelios:

«según sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán»,

(Mt. 8, 15)

te pido de corazón intercedas por mí y ruegues a Dios que todo lo puede

me ayude en mi negocio…….

(nombrar el negocio que ya se tiene o que se va a emprender),

yo pongo toda mi fe en ti,

deposito mis esperanzas e ilusiones

y confío en la misericordia del Señor,

para que fructifiquen pronto las inversiones que he realizado.

Yo sé que es posible salir de esta mala situación,

para ello necesito que aumente la clientela y las ventas

para acrecentar los ingresos de dinero

y así poder hacer frente a los pagos que se acumulan,

solucionar los problemas económicos de mi familia

y generar otros empleos para personas que lo precisan.

Te pido ayuda para que pueda obtener:

(decir lo que se quiere conseguir para el negocio)

San Mateo, glorioso Evangelista,

en tus manos dejo la buena marcha de mi negocio,

devuélveme la alegría de verlo prosperar,

yo me esforzaré en todo lo que de mi dependa,

y pondré todo mi esfuerzo y entusiasmo

para que funcione perfectamente,

ofreceré muy buena calidad en mis productos,

seré animoso, atento, paciente y cortes

con los que vengan a comprar

para que se vayan satisfechos y regresen pronto.

San Mateo, dame tus bendiciones,

despeja y abre mis caminos laborales al progreso,

haz que la suerte me acompañe,

aleja de mi negocio las envidias y los problemas,

haz que no haya disgustos ni reclamaciones,

que toda persona que en él entre

se sienta bien atendido y dichoso de su compra,

y sientan la necesidad de volver a mi negocio;

haz que prospere y tenga buenos beneficios

para salir de la ruina, vivir dignamente

y tener tranquilidad y sosiego

y para que pueda dar una parte a los más necesitados.

Te lo pido por Jesucristo, nuestro hermano y Señor.

Amén.

Rezar tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.

Dios, que por la boca de tu bendito Hijo llamaste a Mateo del banco de los tributos, para que dé publicano se convirtiese en apóstol y evangelista, danos gracia para renunciar a toda avaricia y desordenado deseo de riquezas y para seguir al mismo Jesucristo, tu Hijo, que en unidad del Espíritu Santo, vive y reina contigo eternamente.

Amén.

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