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Efeméride: Aniversario del asesinato de José Colombo

3 octubre 2017 - 10:19

El 3 de octubre de 1973 era asesinado en la redacción del diario «El norte», el periodista José Domingo Colombo

A 44 años del asesinato de José Colombo, un brutal atentado a la libertad de expresión y que conmocionó San Nicolás, queremos transcribir una nota de archivo de la época perteneciente a la revista El Descamisado:

¿QUIÉN ORDENÓ EL ASESINATO DE JOSÉ MARÍA COLOMBO?

Otro asesinato ha conmovido la pequeña ciudad de estilo colonial que es San Nicolás. La campaña discriminatoria lanzada a nivel nacional alcanzó a un joven periodista provinciano, José Domingo Colombo. Sus asesinos comprobados, matones a sueldo de la UOCRA y de la UOM local están detenidos. Unos días antes Colombo se había negado a dar a publicidad un manifiesto presentado por el sector de la CGT local contra el actual interventor del Partido Justicialista. La guerra de solicitadas y volantes entre estos dos sectores locales se arrastra después de meses. Volantes de un Comando de Resistencia Perónista señalan al Director del diario, en que Colombo trabajaba, que “debe desprenderse de los troscos y bolches que tiene en su diario, caso contrario lo harán ellos”. Este mismo volante defendía la posición del ex-boxeador, actual secretario de la CGT local, contra el actual interventor. La persona que se entrevista con Colombo para que publique “el manifiesto” es Sanz, la misma que se señala como el ejecutor material del posterior asesinato. A José D. Colombo no lo resguardó su no militancia. Terminó su existencia de intelectual y ciudadano argentino honesto con los mismo riesgos de cualquier activista. EL DESCAMISADO certificó sobre el terreno todo lo sucedido. Queda una sola pregunta sin responder: ¿Los autores intelectuales de este crimen pasarán a la Justicia?

El jueves pasado se efectuó el sepelio, en el cementerio de San Nicolás, de José Domingo Colombo quien fuera cobardemente asesinado 24 horas antes en la sala de redacción del matutino “El Norte” de la mencionada ciudad, en el que trabajaba en calidad de Jefe de Redacción.
Este crimen orquestado dentro de la campaña de “depuración ideológica” y que abarca todo el ámbito nacional fue realizado por dos conocidos matones sindicales de San Nicolás. Esto es lo investigado por El Descamisado:

 

  • COMO ASESINA LA BUROCRACIA SINDICAL

 

A las 15,20 horas del miércoles 3, José Domingo Colombo habla ingresado a sus tareas habituales. El pequeño diario de ciudad provinciana está ubicado a 150 metros de la plaza principal y a 25 metros del Banco que en su horario habitual de atención al público produce el atascamiento de público y vehículos automotores en la calle Francia que bordea al Banco y al diario.
Los posteriormente detenidos criminales reconocieron en la Jefatura de Policía, según palabras de su jefe ante El Descamisado, “que les habla costado trabajo estacionar”.
Lo imprevisto y la rapidez de los hechos simplifican la ruleta mortal que costará en segundos la vida de Colombo. Dos hombres entre 35 y 45 años irrumpen frente a la telefonista Laura arrancándole los auriculares mientras la obligaban a un forzado cuerpo a tierra. Uno de ellos queda de campana a la entrada del hall. Mientras que el mayor, que portaba una escopeta “Haka” se desplaza hacia el interior. En este punto las cosas no están muy claras. Los compañeros de taller dicen que no vieron nada salvo que escucharon el disparo. Algunos entre ellos suponen haber visto 4 hombres. En cambio en Redacción vieron únicamente al que portaba el arma. Todos coinciden en que no había encapuchados y que no se trataba de “gente joven”. Lo que queda claro y comprobado es que entraron únicamente dos personas.
“Toda la operación no duró más de 3 minutos y nosotros reconocimos inmediatamente al asesino”, nos dicen los compañeros de José Domingo Colombo. “Por esa puerta emergió el individuo que nos ordenó tirarnos al suelo”. Comprobamos que el escritorio de José se encontraba frente a la misma y a escasos dos metros de la boca de la “Itaka” empuñada por el “mercenario de origen catalán” que con su tremendo estampido multiplicado en la diminuta sala periodística de 3 x 4 metros, dio de lleno sobre el perfil izquierdo de Colombo.
“Cayó hacia un costado, mientras el asesino volvía a cargar su arma. Un rocío de sangre cubrió techo y paredes mientras que junto a su máquina de escribir cayó Integra, la masa encefálica de José Domingo Colombo”, nos relata su compañero Alfredo Omar Busch.
Todo indica que la retirada fue menos coordinada que la llegada. Posiblemente por aquello de lo injustificado del hecho que termina por traicionar la propia conciencia de los asesinos a sueldo. Un Fiat Familiar 125 los alejó de inmediato. Tres horas después la Policía los detenía supuestamente en el cruce de las rutas 8 y 51.
Investigaciones posteriores reatizadas por El Descamisado indicaban que ambos asesinos fueron detenidos en la guarida de un abogado asesor de la Unión Obrera Metalúrgica local.

 

  • LOS ASESINOS A SUELDO (¿DE QUIEN?)

 

Conocido en San Nicolás como “el Buchón” González y armado de un 38 caño largo es el “campana” que enfrenta a la telefonista. Afiliado a la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) “figura como asesor del gremio y matón de armas tomar”. Se lo sindica también como el conductor del Fiat.
Juan Sanz, de origen catalán, de unos 45 años, se niega a declarar ante las autoridades policiales y ya ha sido reconocido como el ejecutor material del hecho que costara la vida al periodista Colom-bo. Figura como asesor de la Unión Obrera de la Construcción (UO-CRA) local en estrecha relación con Antonio Magaldi, dirigente responsable de la CGT de San Nicolás y enemigo declarado del actual interventor del Partido Justicialista en dicha ciudad, Dr. Humberto Pa-rigini.
Ambos pertenecen al Comando de Resistencia Perónista (CRP).

 

  • HABLAN LOS TESTIGOS

 

Dr. Haroldo E. Zuelgaray, director del diario “El Norte”: “Es inconcebible este crimen. Colombo era un hombre sin enemigos. Sin afiliación a ningún partido político. Muy sensible y capaz. Gran lector y poco polemista. En realidad era un gran romántico. No entiendo que lo maten por marxista o por ser de izquierda. Miren, mi padre fue conservador y yo también. Hoy me doy cuenta que todos somos de izquierda, hasta yo me siento de izquierda, sino ¿qué es la tercera posición? No comprendo nada. Los asesinos son ampliamente conocidos acá por su matonaje. Uno de ellos estuvo hace un mes en el diario. El tal Sanz y habió con Colombo para que le publicara una solicitada contra el actual Interventor del Partido Justicialista. Hace una semana recibimos unos volantes en los cuales se me decia
que me desprendiera de los bol-ches y troskos que teníamos en el diario. El tal escrito señalaba que si yo no lo hacia lo harían ellos. Firmaba un Comando de la Resistencia Perónista.
Colombo en el fondo era un solitario idealista que quería a todo el mundo y muy querido. Basta ver que todo San Nicolás estuvo en su entierro. No comprendo lo que pasa, no comprendo.
Alfredo Omar Busch, redactor y compañero de Colombo: “Sí, vi todo. Lo vi a Sanz por cuanto lo conozco por haber estado por acá en otras oportunidades. Vi caer a José. No sufrió nada. Murió en el acto. Segundo antes estaba chacoteando con nosotros. Tenía mucho humor. ¿Marxista?, por favor, era crítico de teatro, hacia poesías y tocaba muy bien el piano se interesaba en la política como todos nosotros pero sin mi-litancia. Al principio creíamos que podía ser un comando extremista. Inmediatamente comprendimos que no. Cuando digo extremista me refiero a la izquierda. No es muy simple, esta campaña nacional de “depuración ideológica” nos tocó a nosotros. El temor existe. ¿Tendremos que hacer fe de antitodo para que no nos asesinen?”
Aída de Pauli Colombo, esposa de José, 20 años en el periodismo:
“¿Qué les puedo decir? Que ahora si sé lo que es perder la mitad de mi misma. José era un asiduo lector de Tolstoi y Dostoiewsky. Trágico y pesimista sobre el futuro luego de lo de Chile. Lloramos juntos la muerte de Allende. Lo de Chile lo había marcado y me decía el mediodía del miércoles: “Siento que en la Argentina va a correr mucha sangre”. Como intelectual y gran lector que era le afectaba, como a nosotros, esta campaña de discriminación ideológica. Lo que más temo es que los asesinos salgan impunes. Pido únicamente justicia. Sé que hay intereses muy importantes detrás de esto. Ustedes ya saben lo del panfleto recibido en el diario. Sepan también que ningún abogado de San Nicolás está dispuesto a defender a estos criminales. Sé que en estos momentos vienen desde La Plata, el Dr. Alejandro Luis Romero, asesor de la Unión Obrera Metalúrgica y del vicegobernador Victorio Ca-labró. Todo esto está preparado por una serie de acondicionamientos que se están dando en el país.”

 

  • CONCLUSIONES

 

¿Cómo asumir la rapidez en la actuación policial, que a las tres horas de cometido el hecho son detenidos los dos principales implicados, con la “lentitud” de la justicia que al día sábado aún no se había hecho presente en el lugar del crimen?
¿Quién ordenó levantar el cadáver sin que el juez correspondiente a la causa estuviera presente?
¿Por qué hasta la fecha la justicia no ha llamado a declarar a los principales testigos del hecho?
¿La rapidez en la actuación de la policía no podría corresponder a un ocultamiento o encubrimiento de los autores intelectuales del asesinato?
¿De no ser así, cómo explicar que el juez no haya estado presente todavía en el lugar del crimen y demás agravantes legales señalados?
¿Qué relación existe entre las disputas y enfrentamientos locales entre el Interventor del Partido Justicialista y el Secretario de la CGT local, la campaña de intimidación ideológica a nivel nacional y este crimen?
Cuando partimos de San Nicolás, bajo una lluvia torrencial, recordábamos las últimas palabras de la compañera de José:”EI Flaco siempre me decia que la poesía de Hernández lo había reconciliado con la poesía. Una cosa fue común entre ambos, los dos tuvieron la misma muerte trágica

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