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Conesa: Sufrió un accidente domestico y no hubo médico o enfermero que lo atienda

14 diciembre 2025 - 13:06

Jorge es un hombre de 56 años, insulinodependiente, que vive una odisea tras que un motor se le cayera en un pie

La falta de atención médica en las delegaciones municipales – Conesa y Rojo – volvió a quedar expuesta tras un accidente doméstico que sufrió Jorge, un vecino de 56 años, diabético insulinodependiente, que debió recorrer varios kilómetros para recibir asistencia médica en el hospital San Felipe.

El hecho ocurrió el viernes, cerca de las 10 de la mañana, cuando Jorge manipulaba un motor sobre un carro en su vivienda de Conesa. En ese momento, el peso del artefacto cayó sobre su pie y le provocó una grave lesión en el dedo mayor, con rotura de la uña y fractura. Al intentar atenderse en la sala de primeros auxilios de la localidad, se encontró con que no había médico disponible.

Según relataron Jorge y su esposa Silvia en diálogo con PRENSA LIBRE SN, la situación se agravó por la falta de respuestas del sistema de emergencias. Silvia explicó que llamó en cuatro oportunidades al 107 y nunca obtuvo atención. Luego se dirigieron a la salita de Conesa, donde una enfermera les informó que no podía intervenir porque no había médico. Ni siquiera accedió a cambiarle la venda o la gasa que la propia familia había colocado.

Ante esa situación, y sin posibilidad de conseguir un remís en la localidad, Jorge debió trasladarse en colectivo hasta Rojo. Sin embargo, allí tampoco contó con una atención completa. De acuerdo al testimonio del propio damnificado, fue atendido por un trabajador de la salud, ya que la doctora no se encontraba presente. Le limpiaron la herida y le colocaron una venda provisoria, pero nuevamente surgió el problema del traslado: en Rojo no había ambulancia ni remís disponibles.

Finalmente, un vecino que regresaba del campo lo trasladó hasta el Hospital San Felipe de San Nicolás. Allí le realizaron una radiografía, fue atendido por un médico y debieron suturarle el dedo y restaurarle la uña para evitar que se perdiera. Jorge remarcó que, por su condición de diabético y su tratamiento con insulina, este tipo de lesiones requieren atención inmediata para evitar complicaciones mayores. A pesar de eso, pasaron cuatro horas – yendo de una sala a otra – hasta que pudo ser atendido en el hospital.

La situación no se normalizó después del alta. Al intentar curarse nuevamente en la salita de Conesa, Jorge esperó la llegada del médico, quien le indicó que no podía atenderlo fuera del horario de lunes a viernes y le sugirió recurrir a una enfermera particular. Tanto él como su esposa cuestionaron que, siendo salas municipales, no cuenten con médicos, enfermería permanente, ambulancias ni un sistema de traslados para emergencias.

Silvia sostuvo que las delegaciones deberían garantizar atención médica al menos hasta la una de la tarde y contar con una ambulancia o personal capacitado para responder ante accidentes o descompensaciones. Jorge, por su parte, advirtió que la ausencia de profesionales deja a la población expuesta ante situaciones que podrían ser aún más graves, sin respuestas claras por parte del sistema de salud municipal.

De ahora en más, el problema de Jorge no será solo velar por su recuperación, sino tener que trasladarse por sus propios medios varias veces a la semana hasta San Nicolás, para recibir atención médica adecuada y practicarse las curaciones necesarias. En ese contexto – y ante la situación económica adversa – va a tener que depender de la solidaridad de algún vecino que pueda traerlo hasta San Nicolás y luego llevarlo nuevamente a Conesa.

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