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Lunes 30 de Junio de 2025
20 mayo 2018 - 16:28
Se llama onicofagia y es un hábito peligroso que sufre el 45 % de los chicos
Afecta al 45 por ciento de los menores, sobre todo entre los niños más nerviosos y aumenta su frecuencia hasta los 12 años. No obstante, esta mala costumbre perdura en el 25% de los chicos que la sufren durante su adultez.
Juliana es odontólaga y pese a conocer de los trastornos que provoca en la salud bucal morderse las uñas -y ni hablar en la salud general- diariamente se lastima los dedos. Este TOC se denomina onicofagia y es tan dañino como letal.
“¡No te comas las uñas!” ¿Cuántas veces de niño escuchaste este grito por parte de tus padres o maestros? Y es que no en vano lanzan la señal de alerta, pese a que miles desoyen la orden y ya en la adultez esta costumbre se torna perversa, difícil de domesticar. En la gran mayoría de los casos requiere de la ayuda de un terapeuta, pero los problemas que desencadena a nivel físico son también muy significativos: puede afectar (además de las uñas y los dientes) las encías, los labios, la mandíbula, y varios órganos del cuerpo como los intestinos. La clave es agarrarla a tiempo, cuando apenas aparece, para evitar males mayores.
“Hace quince días derivé a la psicóloga a una nena de 12 años porque la madre ya no sabía qué hacer. Se había comido prácticamente un dedo. Se arrancó la mitad, literal, de la uña del pulgar. Me impresionó tanto a mí -y eso que estoy acostumbrada a ver estas cosas- porque se deformó el dedo. La verdad me angustió”, contó a minutouno.com Carola Kaefer, odontóloga especialista en ortodoncia.
La paciente de 12 años que se «comió» el pulgar, ya recuperándose del daño en el dedo.
De acuerdo a la dentista, en sólo una de las clínicas donde atiende, de 20 pacientes diarios que ve -todos niños y adolescentes-, entre 3 y 4 se comen las uñas. “Es algo común en los consultorios. Es un hábito masivo, que se observa en los chicos y también, aunque en menor medida, en los adultos”, precisó.
La onicofagia afecta al 45 por ciento de los menores de edad. Aparece alrededor de los 3 o 5 años, sobre todo entre los niños más nerviosos y aumenta su frecuencia hasta los 12 años. No obstante, en el 25% de los casos, esta mala costumbre perdura después de la adolescencia.
“Yo como coloco bráckets veo todo tipo de cosas. La gente se lleva todo a la boca. He llegado a encontrar trozos de uñas entre los aparatos, pero también está el que se come la cutícula y hasta más allá de la piel del contorno del dedo, y el que se traga la uña, que además le genera problemas intestinales”, enumeró Kaefer.
¿Por qué es tan dañino este TOC?
A nivel manos, cuando se convierte en algo crónico, no sólo hay modificaciones en las uñas -se desgarran y debilitan- sino que además se deforman los dedos y ya no hay manera de revertirlo.
En el caso de los dientes, las piezas que están en constante contacto con el mordisqueo de las uñas terminan astilladas y suelen presentar la marca de la uña.
El desgaste se da en los dientes anteriores que son los que se acercan para morder la uña. Y si el hábito es regular, genera mal posición dentaria porque las piezas afectadas se van dislocando de su lugar y se trasladan hacia la zona donde se hace la presión al morder la uña. En algunos casos, incluso hasta se desplaza la mandíbula.
A su vez, los dientes se deterioran prematuramente, y en muchos casos se vuelven trasparentes y con irregularidades en los bordes generadas por las sustancias que se desprenden a causa de las microfracturas que se producen en los dientes por el exceso de fuerza que se genera al morder la uña.
La estética es lo de menos
¿Te parecieron muchos trastornos? Éstos son sólo efectos “externos”. Lo peor viene por el contacto del dedo con la mucosa bucal. “Es una colección de bacterias, hongos y gérmenes espantosa, que complica a veces las infecciones que ya hay en la boca y genera otras nuevas en encías e incluso hasta en los labios”, detalló la odontóloga y advirtió que lo más grave es lo que sigue más allá de la boca: el ingreso de la bacteria al resto del cuerpo. Y no son «simples»bacterias, sino generalmente se trata de las patógenas como la E. coli , salmonela, Staphylococcusy y Cándida.
“Quienes se quitan parte de la piel del dedo (el contorno de la uña), eso hace que muy fácilmente ahí se generen infecciones. Además, las uñas están llenas de bacterias debido a que son áreas difíciles de limpiar, entonces el constante mordisqueo provoca que esas bacterias se pasen a la boca y a los tejidos blandos, y a través de la ingesta al resto del cuerpo, lo que puede en casos extremos derivar en una infección generalizada”, explicó.
Tal situación es la que sufrió semanas atrás el británico Luke Hanoman, de 28 años, quien estuvo al borde de la muerte tras haberse mordido las uñas. Es que este hábito le generó una primera infección que derivó en una sepsis (infección generalizada), que casi lo mata.
El joven que casi muere por morderse las uñas
“Un día mordí la piel por el costado de mi uña. Me dolió un poco, pero no pensé nada. Estuve trabajando toda la semana y empecé a tener síntomas parecidos a los de la gripe que empeoraban gradualmente. Tenía sudores fríos, estaba temblando y luego estaba caliente. Y entonces mi dedo comenzó a hincharse y tuve un latido insoportable. Empecé a estar muy raro y no podía concentrarme”, contó el joven, que llegó a tiempo a atenderse al hospital: los médicos le dijeron que «tenía suerte de estar vivo”.
¡Pero a no desesperar! Si vos, tus hijos o amigos tienen esta mala costumbre, hay formas de atacarla. Si bien es difícil de controlar, no es imposible aunque requiere gran fuerza de voluntad y control sobre uno mismo.