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Aguasfuertes Nicoleñas

28 julio 2021 - 09:52

Un texto de H. Lanvers, quien pasó parte de su vida en San Nicolás.

H. Lanvers es un médico y escritor, conocido por la saga África: Hombres como dioses que vendió más de 300.000 ejemplares desde su publicación. Su adolescencia la pasó en nuestra ciudad y siempre la tiene presente por sus amigos, por sus recuerdos y por su escuela: la ENET N°1. Hoy, Prensa Libre SN ofrece un texto de su puño y letra.

El Aguila ha llegado

Por H. Lanvers. 

Cuando John F. Kennedy pasó por la Avenida Savio de San Nicolás… Tenía 23 años, acababa de egresar de Hardvard con honores, era millonario y tenía el aspecto de un galán de Hollywood. Y mientras el mundo ardía como una antorcha por la Segunda Guerra Mundial, él pasaba en auto, en uno lujoso, por frente a donde estaba el Bar El Chune, frente a la iglesia y al Colegio Don Bosco y probablemente su anfitrión le haya comentado que esa era una ciudad importante porque ahí se había firmado un acuerdo fundamental para que creara una Argentina con Constitución y republicana en serio. El padre de Kennedy era diplomático en Europa y así conoció a otro destacado embajador, Miguel Ángel Cárcano y a su familia, que lo invitó a conocer Argentina y su provincia, Córdoba. Vino en abril de 1941 y fue recibido por Cárcano, quien lo acompañó en el viaje desde la Ciudad de Buenos Aires, por tierra.

Es sabido que toman la Ruta 9 y así, se puede asegurar que el futuro presidente de Estados Unidos tiene que haber pasado por la actual Avenida Savio, por Barrio Don Bosco, por donde El Tanque y por el emplazamiento del legendario Hotel Citex. Es probable que hayan parado a almorzar o a tomar en la ciudad, quizás cerca de la Plaza Mitre, sin ser reconocidos por nadie. Es seguro que pasaron por el Automóvil Club Argentino y su estación de servicio al lado del Arroyo del Medio. Y que lo hayan hecho a este pago, por la Ciudad del Acuerdo, dos veces, a la ida y a la vuelta. El resto de la estadía de Kennedy es interesante. Pasó quince días en la Estancia San Miguel, cerca de Ascochinga, en donde entre cabalgatas y asados, profundizó su amistad con los hijos de Cárcano, sobre todo con su bellísima hija, Stella Carolina, más conocida como Baby. Muchos le atribuyeron una intensa historia de amor, que nunca fue confirmada. Se escribieron cartas hasta el final de sus vidas. Una de ellas, enviada en 1942, guardada en el Museo JFK escrita por ella dice: “My love: Te escribo porque he estado pensando en ti. Y recordando los buenos viejos tiempos. Me estoy comportando, pero no sé si tiene algún sentido si por lo que veo, no vas a volver más, como me habías prometido. Ocho meses han pasado. Todo mi amor. Baby”. Él no volvió, fue al frente de batalla del Pacífico a luchar por su país y se transformó en el primer presidente católico de Estados Unidos. Ella no terminó siendo la primera dama. No. Se transformó en cambio, en la Vizcondesa de Dudley, al casarse con el noble inglés William Ward e irse a vivir a Europa. Él se llama John Fitzgerald Kennedy y tanto recordaba sus buenos momentos en Argentina, que años después de que lo asesinaran, su viuda Jackie volvió con sus hijos a pasar unos días en Ascochinga para conocer la tierra en la que él había sido tan feliz. Se alojaron en la misma estancia y también en la ciudad de Córdoba, en un gran departamento de la Avenida Irigoyen, muy cerca del Patio Olmos, que tenían los Cárcano. Esta vez, su viuda no pasó por San Nicolás, ya que fue en avión hasta Córdoba. Pasó hace unos cuantos años, en Córdoba, pero también en San Nicolás, en esa Avenida Savio que, como toda esa ciudad, aunque uno a veces la cruce caminando rápido, tiene mucho más de historia que la que uno pueda imaginar…

Foto: J. F. Kennedy y Stella “Baby” Cárcano

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