Porque nada queda oculto
Domingo 28 de Diciembre de 2025
28 diciembre 2025 - 11:26
Cuando el “extra” de diciembre se utiliza para tapar agujeros en lugar de generar consumo, el motor local se detiene.
Por la Redacción de Prensa Libre SN
La postal de fin de año en San Nicolás ha cambiado. Donde antes había planes de escapadas a la costa, renovación de electrodomésticos en los comercios de calle Nación o el simple alivio de un ahorro para el futuro, hoy asoma una realidad mucho más cruda y pragmática. El reciente relevamiento nacional que pone al pago de deudas como el destino prioritario del aguinaldo no es solo una cifra estadística; es el grito de guerra de una clase media que está asfixiada.
Este cambio drástico —donde cancelar obligaciones pasó del cuarto al primer lugar en las prioridades de los argentinos— describe una economía doméstica que ha dejado de proyectar para pasar a “limpiar el tablero”. En la ciudad, este fenómeno se siente con una intensidad particular. San Nicolás, con su ADN industrial y comercial, no es una isla: el vecino que hoy recibe su Sueldo Anual Complementario no está pensando en el brindis, sino en el resumen de la tarjeta de crédito que se volvió impagable o en esos préstamos personales que pidió para cubrir los aumentos de servicios que este año no dieron tregua.
El análisis es doloroso pero necesario. Los ciudadanos argentinos están ante un proceso de descapitalización emocional y económica. Cuando el “extra” de diciembre se utiliza para tapar agujeros en lugar de generar consumo, el motor local se detiene. El comerciante nicoleño lo sabe: cada peso que se va en intereses bancarios o en saldar facturas de energía es un peso que no circula en los mostradores de la ciudad. El aguinaldo, esa histórica conquista que representaba un salto de calidad de vida, ha mutado en 2025 en un kit de primeros auxilios para evitar el colapso financiero del hogar.
La “paz” que muchos vecinos sentirán al quedar al día con sus deudas es una paz costosa. Significa que el salario mensual ya no es suficiente para sostener la estructura de vida básica. En San Nicolás, entre el peso de las tasas locales y el costo de la canasta básica, el aguinaldo se ha convertido en el respirador artificial de una economía familiar que sigue funcionando en rojo. Este fin de año, el mejor regalo para muchos no estará debajo del árbol, sino en el comprobante de “pago efectuado” que les permita, al menos, empezar el 2026 sin el agua al cuello.
