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Navidad: cuando lo invisible se hace cercano

24 diciembre 2025 - 11:16

Más allá de las tradiciones y del clima festivo, la Navidad anuncia una verdad que no puede ser ignorada.

Diciembre llega y todo parece volverse festivo. Las luces iluminan las calles, los villancicos acompañan cada encuentro, las mesas se preparan para la Nochebuena y los regalos ocupan un lugar central en la escena. Sin embargo, en medio de esa celebración extendida, surge una pregunta que atraviesa el sentido profundo de estas fechas: ¿qué es realmente la Navidad?

Más allá de las tradiciones y del clima festivo, la Navidad anuncia una verdad que no puede ser ignorada. Lo invisible se hizo visible. El Dios eterno eligió la humildad y nació lejos del poder, del lujo y de la fama. No buscó imponerse desde lo alto, sino acercarse al corazón humano, compartiendo su fragilidad y su historia.

Ese acontecimiento funda el mensaje central de la Navidad: nada puede separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús. Allí se sostiene la esperanza, no como una idea abstracta, sino como una certeza viva. Aceptar la Navidad es aceptar que se fue aceptado primero, no por esfuerzo personal ni por méritos acumulados, sino por pura gracia. Cristo aparece como el puente que une la fragilidad humana con el Padre eterno.

En ese camino también se señala un riesgo. La Navidad puede quedar reducida a lo superficial o diluirse en una hiperactividad religiosa que pierde de vista lo esencial. La gracia no se compra ni se produce. No depende del exceso ni del cumplimiento externo, sino de una experiencia interior que transforma.

Por eso, la Navidad no es solo un recuerdo histórico. Es vida. Es Cristo viviendo en cada persona y renovando el sentido de lo cotidiano. Eso es lo que se celebra en Nochebuena y en cada Navidad: la cercanía de Dios, la esperanza que permanece y el amor que vuelve a hacerse presente.

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