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Uno de cada cinco trabajadores sufre inseguridad alimentaria en la Argentina

4 noviembre 2025 - 07:01

El relevamiento muestra que la mayor vulnerabilidad se concentra entre los trabajadores informales y cuentapropistas, aunque el fenómeno también afecta a quienes tienen empleo bajo relación de dependencia.

Un informe reciente de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló que, en el promedio de los últimos tres años, el 19,6% de los adultos ocupados del país atraviesa algún nivel de inseguridad alimentaria. Según el estudio, esto significa que casi uno de cada cinco trabajadores experimentó restricciones en la cantidad o calidad de los alimentos debido a la falta de recursos económicos.

El relevamiento muestra que la mayor vulnerabilidad se concentra entre los trabajadores informales y cuentapropistas, aunque el fenómeno también afecta a quienes tienen empleo bajo relación de dependencia. Incluso entre los asalariados registrados —excluyendo al servicio doméstico—, la incidencia promedio de la inseguridad alimentaria se ubica en el 7,4%, una proporción que, pese a ser más baja, evidencia que la estabilidad laboral no garantiza una adecuada cobertura alimentaria.

El estudio detalla que la medición se basa en un sistema de puntaje construido a partir de respuestas sobre experiencias vinculadas a la alimentación durante los últimos doce meses. Se consulta, por ejemplo, si adultos o niños del hogar debieron reducir las porciones o si pasaron hambre por falta de dinero, y con qué frecuencia se repitieron esas situaciones. Estas variables permiten distinguir entre inseguridad alimentaria moderada o severa.

De acuerdo con el informe, la problemática no solo afecta al trabajador en forma individual, sino también a su grupo familiar. En el conjunto de la población ocupada, el 8,1% atraviesa una situación severa y el 11,5% enfrenta dificultades moderadas. Los investigadores remarcan que el acceso a una alimentación adecuada depende del ingreso total del hogar más que del mero hecho de contar con empleo.

Entre los trabajadores formales, el segmento más afectado corresponde a personas de entre 35 y 54 años: el 17,1% manifestó haber atravesado inseguridad alimentaria, mientras que entre quienes cuentan con aportes previsionales la proporción asciende al 8,9%. Según los especialistas, esta diferencia se vincula con la mayor presión económica que suele acompañar a esta franja etaria, en la que son más frecuentes las responsabilidades familiares y los gastos del hogar.

El análisis también da cuenta de una brecha de género persistente. Si bien entre los asalariados en general las diferencias entre varones y mujeres no son estadísticamente significativas, la distancia se amplía en el universo de trabajadores registrados: la inseguridad alimentaria afecta al 6,6% de los varones con aportes y al 8,5% de las mujeres.

El relevamiento, realizado en centros urbanos del país con más de 80.000 habitantes, incluyó a 2894 personas encuestadas durante el último año. Para la ODSA-UCA, los resultados muestran que la figura del “trabajador pobre” continúa consolidándose como una característica estructural del mercado laboral argentino, lo que —según el estudio— refuerza la urgencia de políticas públicas que no solo fomenten el empleo, sino que garanticen ingresos reales suficientes para acceder a una alimentación digna.

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