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Jueves 23 de Octubre de 2025
23 octubre 2025 - 11:39
Las muestras fueron recolectadas en la zona donde aún se encuentra la planta, se detectaron plaguicidas organoclorados, compuestos que están prohibidos y en desuso
Un estudio realizado por investigadores del Conicet confirmó la presencia de pesticidas altamente tóxicos y prohibidos en el arroyo Yaguarón, uno de los principales cursos de agua de San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires. Los análisis, desarrollados por el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA) del Conicet junto con la Autoridad del Agua (ADA), demostraron que las sustancias encontradas coinciden con los componentes químicos hallados en pozos utilizados por la empresa Atanor para extraer agua en su planta industrial.
Las muestras fueron recolectadas en la zona donde aún se encuentra la planta de Atanor, próxima a la laguna El Saco, que forma parte del cauce del arroyo. Según los resultados, se detectaron plaguicidas organoclorados, compuestos que —de acuerdo con la legislación vigente— están prohibidos y en desuso. Así lo explicó el abogado Fabián Maggi, representante de la ONG Foro Medio Ambiental San Nicolás (Fomea), en declaraciones al diario La Capital.
Los especialistas que participaron del estudio advirtieron que el arroyo Yaguarón y el acuífero Puelche —del cual la empresa tomaba agua para sus operaciones y que también resultó afectado— mantienen una dinámica de retroalimentación constante. Esta relación varía según el nivel del río Paraná: en períodos de bajante, el acuífero alimenta el cauce principal, mientras que durante las crecientes es el río el que aporta agua al subsuelo.
La especialista en biodiversidad de Greenpeace Argentina, Agostina Rossi Serra, sostuvo que “se detectaron agrotóxicos prohibidos hace décadas por su alta peligrosidad para la salud y por su persistencia en el ambiente”. Además, remarcó que los niveles hallados “confirman una contaminación profunda del río Paraná, al superar los límites legales para la protección de los ecosistemas”.
Por su parte, Maggi subrayó que, aunque la planta de Atanor fue clausurada y sus operaciones serán relocalizadas, “los residuos tóxicos que generó la empresa siguen presentes en el ambiente”. En ese sentido, advirtió que tanto el río Paraná como el acuífero Puelche se utilizan para el abastecimiento de agua potable, por lo que “la comunidad de San Nicolás continúa pagando las consecuencias de una contaminación que no se borra con el cierre de la producción”.
Desde Greenpeace confirmaron que la ADA ya reconoció la contaminación por agroquímicos en el río Paraná y que propuso la realización de un estudio integral de toda la cuenca.
La clausura de la fábrica de agroquímicos se produjo en julio pasado, luego de que la Autoridad del Agua (ADA) detectara el vertido clandestino de efluentes industriales en una zona cercana a la barranca del río Paraná. La medida fue adoptada por el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense, tras constatar, mediante estudios de laboratorio ordenados por la Justicia, altos niveles de contaminación en los líquidos arrojados por la empresa, entre ellos metales pesados y plaguicidas.
La inspección, realizada el 9 de junio, reveló la existencia de una bomba que evacuaba líquidos al suelo natural. Según el acta labrada durante una audiencia encabezada por la jueza Luciana Díaz Bancalari, los representantes de la ADA comprobaron una “conexión clandestina” utilizada para volcar efluentes industriales sin autorización.
El informe de los inspectores detalló la presencia de “encharcamientos en el suelo natural” y “líquidos acumulados” que eran expulsados hacia el exterior del sistema de tratamiento de efluentes. “Esto incumple la prohibición expresa de vuelcos que pesaba sobre la empresa”, señalaron desde Greenpeace, organización denunciante de las operaciones irregulares de Atanor en San Nicolás.
Según Greenpeace, las muestras tomadas por la ADA mostraron niveles elevados de glifosato, ampa (ácido aminometilfosfónico), atrazina, metolacloro, imazetapir y clorpirifos, entre otros herbicidas de uso agrícola. Este último se encuentra expresamente prohibido por orden judicial.
También se detectaron compuestos altamente contaminantes, como fenoles, sustancias solubles en éter etílico (Ssee) y sustancias activadas al azul de metileno (Saam). Además, los análisis identificaron metales pesados como arsénico, plomo, cromo, selenio, manganeso y zinc.
Las autoridades informaron que Atanor no contaba con autorización para el vuelco de efluentes industriales, sino únicamente para efluentes cloacales, y que varias de las sustancias detectadas superan los parámetros legales establecidos por la resolución 336 de la ADA y la Ley Nacional de Residuos Peligrosos N° 24.051.
Mientras tanto, la empresa anunció que reconvertirá el predio clausurado en un centro logístico, aunque las organizaciones ambientalistas advierten que la contaminación en el arroyo Yaguarón y el río Paraná persiste, y reclaman acciones urgentes de remediación ambiental.