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Jueves 15 de Mayo de 2025
29 enero 2018 - 09:41
El 29 de enero de 1926 nació el «Polaco» Goyeneche, el cantor de tangos de una interpretación muy expresiva y original.
Roberto «El Polaco» Goyeneche nació en el barrio de Saavedra, en Buenos Aires, el 29 de enero de 1926, fue un cantante argentino, muy reconocido por su calidad interpretativa y por su particular modo de frasear con rubato las melodías del tango.
Provenía de una ilustre familia de origen navarro. Apodado «El Polaco» por su cabellera clara; fue precoz habitué de los cafés y de los cabarés que dieron lugar y refugio a artistas y a devotos de la generación de 1940. Cantor sin formación académica, recibió su primer espaldarazo en un certamen de voces nuevas organizado por el Club Federal Argentino en 1944. Se vinculó más tarde a la orquesta de Raúl Kaplún, con la cual no alcanzó el estudio fonográfico, alternando todavía su trabajo profesional de cantante con otros oficios. El Polaco trabajó como chofer de colectivos de la línea 19 (Micro Ómnibus Saavedra S. A., actual 19), taxista y mecánico. Amante del fútbol, fue un apasionado y fiel hincha del Club Atlético Platense.
Su primer éxito fue en 1944 ―a los dieciocho años― en un concurso para voces nuevas. Ese mismo año inició su carrera como cantor en la orquesta de Raúl Kaplún. Formado en la caudalosa corriente gardeliana, alcanzó un estilo personalísimo de dicitore.
En 1956, a los treinta años, se convirtió en el cantor de la orquesta de Aníbal Troilo, de quien fue admirador y entrañable amigo. Con él grabó 26 canciones. En 1963, Armando Cupo, Luis Stazo y Mario Monteleone integraron un trío para acompañar a Goyeneche que se acababa de separar de Troilo, a pedido de este que consideraba que debía largarse como solista. Con ellos grabó varios temas, entre los cuales se destacan los tangos Frente al mar, Mi malacara y yo, No nos veremos más y Que falta que me hacés.
El repertorio de Goyeneche fue muy extenso y variado, los tangos bien antiguos y los más modernos desfilaron en su trayectoria discográfica. Cantó los tangos Afiches, Maquillaje y Chau, no va más (de Homero Expósito). También una versión de Malena, de Lucio Demare (poesía de Homero Manzi) y Naranjo en flor.
En Estados Unidos grabó un disco de tangos clásicos (Volver, Sur, la milonga Los ejes de mi carreta, de Atahualpa Yupanqui) con extrañísimos arreglos jazzísticos de Carlos Franzetti (pianista y compositor argentino de jazz radicado en Estados Unidos).
En 1969 grabó Balada para un loco, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, en un acto de audacia artística, luego del escándalo que el estreno del tema significara y el debate sobre lo que debía ser aceptado como tango.
Se consagró como solista después de ser cantor de orquesta y el reconocimiento le llegaría a la madurez de su voz para no abandonarlo hasta su muerte. Fue mítica la colaboración que Goyeneche prestó al quinteto de Astor Piazzolla durante la breve temporada (mayo de 1982, en plena guerra de las Malvinas) en el Teatro Regina de Buenos Aires, y de la cual se conserva registro discográfico.
En 1985 recibió el Premio Konex – Diploma al Mérito como uno de los mejores cantantes de tango de la historia en Argentina.
En octubre de 1987, canta y actúa en la película Sur que dirige Pino Solanas y que cuenta entre los músicos que lo acompañan al guitarrista Raúl Luzzi y al bandoneonista Néstor Marconi.
En el momento de su muerte, acaecida el 27 de agosto de 1994 en Buenos Aires, a causa de una neumonía, era considerado el mayor cantante de tangos en actividad. La fecha de su deceso coincidió con la de otra referente del tango de Buenos Aires, Beba Bidart.
Su nombre se posiciona entre los más importantes de la historia del género, no solo por tratarse de que era un canto fantástico, sino también por la expresividad de su fraseo, el modo de colocar la voz, el manejo de los tiempos, los acentos y los silencios, la fuerza de la esencia misma del tango, lo distinguen de todos los otros cantores de nuestro tiempo, hacía que cualquiera que lo escuchara sintiera lo que el cantaba, un personaje irrepetible, imposible de ser confundido con otro.
Incluso en los últimos años de su vida, su voz nunca lo abandonó, su dicción seguía siendo perfecta al igual que la forma de soltar los versos de su boca. Estaba lejos de perder su popularidad y su imagen, el polaco se transformó en un mito viviente. Fue un excepcional cantor, que como otros tuvo etapas diferentes, y cada una de esas etapas, son memorables.
La «colocación» de su voz era bastante típica en el tango. La particularidad rubata de Goyeneche se basaba en no hacer coincidir el tempo de la letra con el tempo del acompañamiento musical. La frase siempre quedaba por delante o por detrás del compás, cosa bastante infrecuente en el tango (Carlos Gardel, precursor del estilo, como también Ángel Vargas también practicaban este modo de rubato).
La tribuna popular del Estadio Ciudad de Vicente López de Platense lleva su nombre en su homenaje. En su homenaje, una avenida del barrio de Saavedra, en la ciudad de Buenos Aires, lleva su nombre. Además, Cacho Castaña lo homenajeó con una canción llamada «Garganta con Arena»