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Ermita de Tilcara (Jujuy), patrimonio único de la fe, en el Santuario de Jesús Misericordioso de La Emilia.

12 abril 2018 - 18:55

Todos los viernes Santos, el pueblo de Tilcara reedita el Vía Crucis a lo largo de catorce estaciones, que tienen como marco imponente la belleza de las Ermitas. Estas obras son realizadas por instituciones y familias, entre las que nos encontramos con la familia Quispe.

Diversas manifestaciones de fe se viven en el pueblo de Tilcara al comenzar la Semana Santa, que van desde lo propiamente católico, como la procesión de 18 km. En la montañas, hasta distintas expresiones de espiritualidad de la fe andina.

Esta convivencia de tradiciones se ha ido sosteniendo a través del tiempo porque en el seno familiar se transmiten las costumbres con la práctica. Las bandas de sikuris y las ermitas son una muestra de esta herencia que pasa de generación en generación.

En esta oportunidad nos adentramos a conocer a una de las familias que desde hace más de 50 años con profunda fe y devoción preparan su Ermita para el Viernes Santo, la familia Quispe.

“Hace más de 50 años que realizamos este trabajo en familia, es trabajo a puro corazón. Todavía nos siguen algunos hijos, algunos nietos y otros que van formando su familia a veces les cuesta llegar a Tilcara”, contó Miguel Quispe.

Para los tilcareños una ermita es también motivo de encuentro, todos suman su colaboración para que el trabajo se luzca. Desde los más grandes hasta los más chicos se reparten las tareas y van montando sobre una superficie de lienzo o arpillera las flores, barbas de choclo, arcillas de colores, semillas, entre otros elementos naturales.

“Este viernes a las 6 de la tarde tenemos que tener esto preparado, nos quedamos a trabajar hasta altas horas de la madrugada porque somos pocos y el trabajo es bastante”.

Estas construcciones artísticas demandan un trabajo minucioso porque los elementos se van adhiriendo uno por uno y la superficie a veces llega a medir hasta 6 m2.  Son catorce obras en total que se exponen en las esquinas y en las veredas de las propias casas, adornadas con flores y luces, y allí quedarán expuestas durante tres días, hasta el Domingo de Pascua.

“Un integrante de la familia, también sikuri, es el diseñador, el dibujante. Lo hace muy bien, de corazón, ya que jamás estudió dibujo, contó Miguel.

Con el tiempo las ermitas han ido más allá de su sentido religioso y han incorporado a sus imágenes cuestiones sociales y propias de la cultura andina. Sin duda son un símbolo de la identidad del pueblo de Tilcara, un patrimonio único e irrepetible en el país y en el mundo.

La ermita de Jesús Misericordioso

Queríamos filmar como se hacían las ermitas. Pedimos referencia en la parroquia de Tilcara, nos dieron nombres y ubicaciones de varias familias. Antes que nada, partimos a Jujuy a realizar la procesión al Santuario del Abra de la Virgen de Copacabana de Punta Corral, que se desarrolla durante 18 km cuesta arriba por las montañas de Tilcara.

Salimos desde el Santuario de Jesús Misericordioso ubicado en La Emilia, con la bendición del padre rector José Alfonso.

Una vez la ciudad jujeña, de las 14 familias, decimos, quien sabe porque, (aunque nosotros si sabemos), ir directamente a la familia Quispe.

Nos atendieron muy amablemente y rápidamente accedieron a nuestra solicitud de documentar este trabajo artesanal y de mucha fe. Ni bien pusimos un pie dentro de la casa nos encontramos con una ermita de Jesús Misericordioso colgada horizontalmente en la pared.

La mezcla de sorpresa, admiración y emoción fue muy fuerte. Parecía que nos estaba esperando. Hablamos un poco y comencé a preguntar mas por esta obra terminada que por la que se estaba haciendo. Imaginé lo bien que quedaría en La Emilia, lo hice en voz alta, queriendo y no, Miguel no dudó en decirme que me la lleve. Con Ricardo nos miramos y no podíamos creerlo.

Durante toda la semana santa pensamos como nos llevaríamos arriba del auto esta obra de arte de tres metros de alto, delicada por cierto, sin que se estropee y se le salgan todas las flores, semillas y piedras que con tanta paciencia tenían pegadas con cola.

La ermita llegó intacta después de recorrer 1400 km., justo una semana antes para su fiesta y fue emplazada en la mitad del Santuario.

Muchas anécdotas sorprendentes y de fe nos acompañaron en el viaje de dos días, pero no puedo dejar de mencionar que esta ermita fue hecha en agradecimiento, ya que Miguel Quispe se encontraba haciéndose diálisis y tras rezarle a Jesús Misericordioso, se produjo el milagro de sanación.

Por Mauricio Spahn

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